Soy mamá

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jueves, 1 de septiembre de 2016

Y DE REPENTE VOMITA

        Ella es una mujer especial como caída de otro planeta,
         ella es un laberinto carnal que te atrapa y no te enteras...
         ¿Os suena?                    
         No, no es que esté especialmente contenta o que me haya invadido la añoranza de ver a ese Ricky Martin tan joven y con esas caderas tan influyentes y a mí con veinte años menos y el culo a una altura envidiable. Es más bien que a Eire le viene esta canción al pelo, sobre todo el estribillo:
         1,2,3 un pasito pa´ lante María,
         1,2,3 un pasito pa´ tras
         Esa es mi relación (sobre todo la alimentaria) con mi peque y os vuelvo a corregir: no, no es que me queje porque Eire no haya traído un pan bajo el brazo; eso ya me lo temía, es más bien que mi hija está más feliz viviendo en una inanición completa. Así no hay gases que expulsar, reflujos que contener, ni cacas que disparar con todo el esfuerzo que ello conlleva.
         No sé si lo he escrito ya, pero una de las cosas que me está resultando más dura es que nunca sabes qué puede funcionar y qué no. Lo que un día parece el milagro a todos nuestros males, otro no sirve para nada. Cuando crees que ya lo tiene todo para ser feliz:
         -Ha comido las dos tetas sin dramas.
         -Ha hecho caca para tres días y expulsado un montón de gases tras la toma.
         -Le has cambiado el pañal y tiene el culito fresco y sano.
         Es decir, el súmmum de un bebé, va y se pone a llorar como si la mataran a tomatazos.
         Pues eso me sucedió hace unos días. Estábamos en el pueblo, con la ayuda de los abuelos, tíos abuelos, tíos, primos (un montón de brazos descansados), y parecía que Eire apostaba por portarse bien y empezar a encaminarse. Tras una noche regulera, pero ya pasada y afrontando el mediodía con esperanza (había comido fantástico y expulsado algún gasecito), me dispuse a dormir algo de siesta... ¡ja! Fue llegar a la habitación, ponerle el chupete y vomitar todo, todito, todo. Sin avisar, sin aspavientos, sin nauseas, sin arcadas, a lo vasco. Y me derrumbé, no lo pude evitar. Ahora, mientras lo escribo pienso que no era para tanto, que soy una exagerada, pero en ese momento me sentí tan frustrada y perdida que solo pude tirar de ese recurso que se nos ha regalado a los humanos: el llanto.


         Sé que los que lo leáis pensaréis que todo se pasa, que es muy pequeñita, que es normal, que hay que echarle paciencia y yo estoy totalmente de acuerdo con vosotros, os lo prometo, solo que ahora esos consejos son para mí y yo no sé cómo aplicarlos.
         La alimentación de Eire me está resultando de lo más farragosa y complicada. La peque cada vez se engancha peor y se frustra, le hemos intentado dar bibe y se atraganta, cada vez come menos o eso creo yo (aunque coge peso lo que me hace ver ante los demás como una loca de manual), y se pasa el día apretando el abdomen y gruñendo con su garganta (suponemos que lo hace para expulsar gases, pero lo suponemos porque en el pediatra nunca lo hace la muy teatrera). Mañana vamos a una experta en lactancia que por el precio espero que arregle todos nuestros males tetiles y nos regale un fin de semana relax con spa, cata de vinos y se quede con Eire.
         En fin... no es apasionante esta entrada, soy consciente, pero es lo que hay. Ya voy entendiendo mucho mejor lo de que los primeros meses son muy duros.
         Y para culminar, vuelvo a aprovecharme de Ricky Martin, pero esta vez de su último tema más famoso, que también me viene al pelo, sobre todo por las noches cuando mi hambrienta peque se desespera con la teta y tira de mi pezón como si quisiera alargármelo dos metros:
         LLegó la fiesta, pa´tu boquita
         Toda la noche, todito el día...
         Una mordidita, una mordidita, una mordidita,
         de tu boquita...



         

7 comentarios:

  1. Jajajaj ne encantan tus post pero amiga, no te queda nah.... No te marques grandes metas, día a día, que no tienes prisa de nada. Ánimo te entiendo perfectamente, por eso solo tengo un hijo, y me planté

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  2. Jajajaj ne encantan tus post pero amiga, no te queda nah.... No te marques grandes metas, día a día, que no tienes prisa de nada. Ánimo te entiendo perfectamente, por eso solo tengo un hijo, y me planté

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  3. Poco a poco, Irene. Paso a paso. Yo también he llorado a veces, pero es que es normal. No es sólo que la peque vomite, o te muerda un pecho, o que llore como si no hubiera un mañana, es que en esos momentos a ti te pilla con la guardia baja, sin dormir, sin descansar, con los pelos revueltos y ganas de matar a alguien. Llora cuando lo necesites, y si me aceptas (otro) consejo cuéntale a la peque por qué lloras. Ella no lo entenderá, pero entenderá que aunque estás triste le sigues hablando suavemente.
    Con respecto a lo de la experta en lactancia, a mi me ayudó mucho la matrona, en las clases post parto. Y no me costó un extra. Pregunta en tu centro de salud.
    Espero que mejore pronto, no te agobies que aunque parezca que no, todas sobrevivimos a ese primer año.
    Besotes!

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    1. gracias!! me encanta tu consejo, le voy a hablar. Donde yo vivo hay una súper experta, pero chica, estaba de vacaciones. Un besazo y gracias por leerme y comentarlo.

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  4. Ireeee, q me vas a contar de vomitos, tres años con I. en digestivo...un año con D. vomitando tres veces al día, no sabes la impotencia y desesperación....pero son los gajes de ser mamá.... Seguro q lo estás haciendo genial!!! Ánimo!!!

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  5. Ireeee, q me vas a contar de vomitos, tres años con I. en digestivo...un año con D. vomitando tres veces al día, no sabes la impotencia y desesperación....pero son los gajes de ser mamá.... Seguro q lo estás haciendo genial!!! Ánimo!!!

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