Soy mamá

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viernes, 30 de septiembre de 2016

DAME MÁS GASOLINA

        A estas alturas ya iréis calculando que soy alguien "giratorio", vamos que le doy muchas vueltas a las cosas, de toda la vida. Siempre me ha importado el qué dirán (y mira que me da rabia), me afectan las críticas, las malas caras, hacer esperar a la gente, molestar; cada vez menos, también hay que decirlo, o por lo menos depende con qué cosas. Ejemplos: cada vez que nace un nuevo libro mío las paso canutas hasta que llegan las primeras opiniones pero esa dentro de los cánones de la normalidad (ya sabéis que el lunes sale mi nueva novela y me espera una semanita de órdago hasta que alguien me diga que se lo ha leído y le ha gustado) y cuando lees una mala reseña (que haberlas haylas) se te quedan grabadas como cicatrices con queloides.
         Cuando tengo que hacer algo que no he practicado nunca lo repaso y repaso antes de ejecutarlo para que me salga bien o incluso pido que me acompañen. ¿A qué me refiero? Por ejemplo, años ha, a echar gasolina por primera vez. Algo tan estúpido como echar gasolina me generaba pavor (y no digo pasar la ITV). Las primeras veces no iba sola. ¿Qué temía? ¿Que me ardiera el coche? ¿Explotar la gasolinera? Pues no sé, pero me daba una cosilla que nunca veía el momento y siempre apuraba para ir acompañada. Con el coche siempre he sido menos valiente que con otras cosas, me "entarugo" como suelo decir cuando se trata de mi automóvil. Cambiar ruedas, mirar niveles de aceite o de agua, aparcar en línea...etc, son aplicaciones que faltan en mi encéfalo, (como la de ver, a la primera, el fuera de juego, en la repetición sí lo pillo) ¿Y qué tiene esto que ver con Eire? Pues que el otro día viví otro de esos ratillos de nerviosismo total con mi pequeña y mi coche: ella y yo solas (yo conduciendo).
         Habrá madres que hayan cogido el coche con sus hijos tan tranquilas, sin darle ni una vuelta, ¿pero yo? ¡Chica, que nervios! Me temblaba todo, encima cuando iba a meterla, frente a donde se hallaba estacionado mi coche, estaba parado con su perro el viejo cotilla que me cae como una patada en todo el trasero y no se cortó ni un pelo en girarse para observar el espectáculo (se pasa la mañana marujeando frente a mi casa). Sude la gota gorda (literalmente), que si la sillita, el cinturón, colocar su espejito para poder verla, rezar para que no me llorara los veinticinco minutos que duraba el trayecto.

         Todo colocado (el viejo estuvo por aplaudir). Arranqué el motor... ¡Allá vamos peque! ¡Bien! ¡Me acordaba de conducir!
         ¿Cómo fue la ida?
         Mi pequeña fue con sus ojitos abiertos tan tranquila, escuchando música y mirando por la ventana y yo sentí una liberación total. Volví a encontrarme con la Irene independiente y valiente de hace unos meses (que debía estar oculta entre los pañales de mi hija). Entendí que podía volver a salir, a quedar, a moverme por dónde quisiera acompañada de Eire. Me sentí muy bien. Con algo tan tonto como conducir. Hay que ver lo que se echa de menos la libertad de tu vida anterior, aunque no cambio a mi peque por nada del mundo (he de aclarar).
         ¿Cómo fue la vuelta?
         Lloró hasta hartarse y quedarse afónica. Mi hija, una de cal y una de arena... se acabaron los sueños de libertad.

         ¿Y vosotr@s? ¿Habéis vivido momentos de nervios con vuestros peques con acciones que antes eran totalmente cotidianas?

         Si me dejan las circunstancias el lunes con motivo de la salida de "Si tiene que ser" publicaré una entrada en "Soy enfermera y me enfermo cada vez que lo pienso" con un sorteo de un ejemplar. Por cierto, si vais a adquirirlo (¿si, verdad?), podéis reservarlo ya (en itunes) y así cuando salga a la venta sube a los más vendidos y lo ve más gente (me acabo de enterar de este truco y como sé que me queréis echar un cable os lo comento). 

    https://itunes.apple.com/mx/book/si-tiene-que-ser/id1154488113?mt=11


         Besitos y no os olvidéis de comentar cosas que os dieron cosilla con vuestros peques.

         

1 comentario:

  1. Igual que tu, me daba pavor conducir sola con mi peque. Lo malo es q yo vivo en un pueblo muy pequeño, que todos los servicios que tiene, es un bar y una iglesia.... con lo que tengo que coger el coche para TODO. Tampoco hay transporte público. Además tenía que llevar el coche de mi marido, que lo odio xq es enorme, pero en mi Ibiza no podía llevar al niño en el asiento de copi, xq no se puede quitar el airbag. Resumiendo, en los dos meses primeros de Laro, salí muuuuuy poco, luego ya me las ingenié para poder meter el armazón del maxicoxi en el ibiza (pa verme) y el niño aprendió a q si lloraba, mamá ponía la música más alta....

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